jueves, 27 de septiembre de 2012

FRONTERAS Y ESPACIO AEREO


Distintos informes privados hablan de una fuerte presencia de pistas clandestinas en todo el Noreste de la Argentina, aunque el mapa también alcanza a las provincias del Noroeste, y algunos calculan que habría unas 1.500 en todo el país. Esos sitios de aterrizaje se localizarían en Salta, La Rioja, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Misiones, Corrientes, Entre Ríos y el Santa Fe.
Argentina tiene numerosos pasos clandestinos con Bolivia y con el Paraguay. Mucha es la cocaína y la marihuana que ingresa por la permeabilidad de sus fronteras. También, por allí salen los precursores químicos argentinos hacia Bolivia y Perú.
La falta de infraestructura para controlar la existencia de vuelos clandestinos, evidencia las falencias del control del espacio aéreo. Ya fue señalada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en septiembre de 2009. El presidente, Ricardo Lorenzetti, le pidió al Ministro de Justicia de la Nación, que “se adopten las medidas necesarias para que la frontera Norte del país cuente con radares que permitan identificar los vuelos clandestinos, que presuntamente transportan drogas ilícitas desde Bolivia”.

 Provincias como Misiones, Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Santa Fe, Entre Ríos entre otras, se hallan absolutamente permeables. Los aviones diseñan rutas impredecibles y utilizan pistas clandestinas que no necesitan ninguna infraestructura. A veces apenas si tocan tierra en una “huella” de apenas 100 metros para dejar su carga de drogas.

 La Operación “Escudo Norte” se presentó el 20 de julio de 2011 desde el aeropuerto Mal Paso, de Santiago del Estero. Se trata de un plan de radarización para combatir el narcotráfico desde el aire. “Este operativo fue diseñado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, con una articulación inteligente entre el Ministerio de Defensa y sus fuerzas de seguridad, para la lucha y prevención contra el narcotráfico”, según se dijo oficialmente en su lanzamiento.

 Desde el punto de vista teórico, el proyecto parece no tener fisuras, pero en la práctica su utilidad es mínima y/o inexistente. Esa es la opinión de algunos brigadieres y comodoros  en actividad y retirados, todos pilotos, y que algunos de ellos combatieron en la Guerra de Malvinas volando con Pucará, quienes explicaron por qué el programa no tiene posibilidades de éxito. El flamante radar 3-D inaugurado en Santiago del Estero, ve el avión, saca la ubicación, una distancia y la altura; en cambio, el 2-D (el de Córdoba) saca orientación y distancia, pero no la altura; no sirve para interceptar. Los radares móviles del Ejército y el de Resistencia no aportan nada, ya que tendrían que funcionar las 24 horas y sólo están habilitados entre cuatro y seis horas. Hay que tener en cuenta es que esos radares móviles del Ejército son de 1976 y 1977.
Siempre en la opinión de esos pilotos de la FAA, la capacidad de intercepción desde Santiago del Estero utilizando los Pucará es muy poca, ya que operativamente demandaría al menos media hora en lograrse. En ese tiempo la droga es arrojada, y desaparece por vía terrestre. Para que la situación se revierta, sería necesario integrar a todos los radares en red y que estén activos las 24 horas. Tendría que haber dos Pucará en cada uno de esos lugares (Resistencia, Posadas, Las Lomitas y Tartagal).
Los hechos van demostrando que los pilotos no se equivocan. Esta última semana (septiembre de 2012) dos avionetas con marihuana fueron incautadas. Una en Rosario, camuflada en la vegetación y la segunda en Santiago del Estero, luego de colisionar con una camioneta al aterrizaje en un camino vecinal. Ninguna fue por intervención de la radarización de la “Operación Escudo del Norte”, sino por trabajo de investigación policial.

 La situación geopolítica de Argentina, las falencias en áreas como educación, salud, Justicia y políticas sociales, hacen un combo como para que la inseguridad y el narcotráfico, sigan enquistados en nuestra sociedad por un tiempo, y continúen constituyéndose vedetes permanentes en los titulares de todos los medios de comunicación.

Norberto LC

lunes, 17 de septiembre de 2012

La Argentina y el narcotráfico internacional


La Argentina y el nuevo mapa del narcotráfico internacional

Uno de los clichés más escuchados en el ámbito político y de la seguridad de la Argentina de los últimos 10 a 20 años, es la condición de “país de tránsito” y “marginal” que tiene el territorio nacional en el mapa del narcotráfico internacional.

La inercia de funcionarios y políticos, especialmente cuando está su partido en el poder, a repetir estas afirmaciones se torna cada vez más contrastante con la realidad.

Información nacional e internacional nos muestran que al menos en la última década o lustro, la Argentina enfrenta un problema ascendente, serio y con potencial impacto traumático en su seguridad nacional. El secuestro de 12 toneladas de cocaína a lo largo de 2010 y de 5 tonaledas en los primeros meses del presente año, hacen pensar, asumiendo que los especialistas estiman que se incauta un 10 al 15 % del flujo total, que durante el año pasado habrían transitado por la Argentina más de 100 tonaledas de cocaína.

En este sentido, la presión ejercida por el Plan Colombia y los esfuerzos interagencias de los EEUU en la Florida y el Caribe, el crecimiento del consumo de cocaína en Europa, frente al estancamiento existente en el mercado estadounidense, la fortaleza del euro, etc., han confirmado una creciente ruta de sustancias ilegales vía Venezuela (quizás la más importante), Brasil y la Argentina.
 
En algunos casos, esos cargamentos salidos por ejemplo de Venezuela en un avión 727, han hecho escala en Mali en  África donde fue recibido por un grupo local filo Al Qaeda y llegar finalmente a Europa. También existen informaciones de fuentes confiables sobre nexos entre fuerzas Qods de los Guardianes de la Revolución iraní y de Hezbollah con grupos narcotraficantes en América Latina.

Los reales y potenciales nexos entre el crimen organizado y el terrorismo como ya en su momento acontecieron entre las FARC y Comando Vermelho no dejan de ser relevante dado los antecedentes de los ataques terroristas de matriz iraní-Hezbollah en los años 90 en Buenos Aires.

El nuevo mapa del narcotráfico en Sudamérica, en su costa atlántica, en la que está inmerso de manera creciente la Argentina, se complementa con casos de sicariato entre Carteles-paramilitares colombianos en 2008 en Buenos Aires, la detención y búsqueda de cuadros medios y altos de organizaciones de Colombia y México así como una progresiva organización y fortalecimiento de micro Carteles o Carteles familiares bolivianos y peruanos en barrios marginales.

En lo que respecta a los niveles de consumo, la ONU identifica a la Argentina como líder en las estadísticas de consumo de la publicación joven a nivel latinoamericano. Asimismo, en el año 2008 surgió un masivo flujo de efedrina hacia México para la producción de metanfetaminas.

Otro factor por demás trascendente al momento de analizar la cuestión del narcotráfico y su impacto en la Argentina, es el cambio que se viene produciendo en la geografía y dinámica de este delito transnacional.

Recientemente la ONU confirmó que un país cercano geográficamente a la Argentina y al Cono Sur ha superado a Colombia como principal productor de cocaína. Nos referimos al caso de Perú a partir del año 2010. Al mismo tiempo, estas y otras estadísticas muestran un sostenido crecimiento de la producción de drogas en Bolivia a partir del año 2007.

Al momento de analizar los flujos de drogas internacionales se hace evidente que la cocaína elaborada en Perú y Bolivia tiende a ser canalizada a Brasil, Argentina, Chile y Uruguay. Tanto sea como ruta para su posterior llegada al mercado europeo como para abastecer el creciente mercado interno en estos países sudamericanos.

La reciente detención de uno de los líderes del PCC en una de las favelas de Río de Janeiro, nos permitió conocer “Nem”, tal como se apodaba uno de estos narcotraficantes, obtenía un ingreso semanal de medio millón de dólares en la venta de drogas (dos millones al mes) de los cuales según el mismo dedicaba casi la mitad a pagar sobornos a fuerzas policiales.

Esto no implica ni mucho menos que los mercados de la Argentina y Brasil no sean fuentes también del paso de cocaína colombiana o de organizaciones ilícitas de ese país que tienen presencia efectiva tanto en Perú como en Bolivia.

 

Fuente Noticiero de Salta.
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