Distintos informes privados hablan de una fuerte presencia de pistas clandestinas en todo el Noreste de la Argentina, aunque el mapa también alcanza a las provincias del Noroeste, y algunos calculan que habría unas 1.500 en todo el país. Esos sitios de aterrizaje se localizarían en Salta, La Rioja, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Misiones, Corrientes, Entre Ríos y el Santa Fe.
Argentina tiene numerosos pasos clandestinos con Bolivia y con el Paraguay. Mucha es la cocaína y la marihuana que ingresa por la permeabilidad de sus fronteras. También, por allí salen los precursores químicos argentinos hacia Bolivia y Perú.
La falta de infraestructura para controlar la existencia de vuelos clandestinos, evidencia las falencias del control del espacio aéreo. Ya fue señalada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en septiembre de 2009. El presidente, Ricardo Lorenzetti, le pidió al Ministro de Justicia de la Nación, que “se adopten las medidas necesarias para que la frontera Norte del país cuente con radares que permitan identificar los vuelos clandestinos, que presuntamente transportan drogas ilícitas desde Bolivia”.
Provincias como Misiones, Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Santa Fe, Entre Ríos entre otras, se hallan absolutamente permeables. Los aviones diseñan rutas impredecibles y utilizan pistas clandestinas que no necesitan ninguna infraestructura. A veces apenas si tocan tierra en una “huella” de apenas 100 metros para dejar su carga de drogas.
La Operación “Escudo Norte” se presentó el 20 de julio de 2011 desde el aeropuerto Mal Paso, de Santiago del Estero. Se trata de un plan de radarización para combatir el narcotráfico desde el aire. “Este operativo fue diseñado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, con una articulación inteligente entre el Ministerio de Defensa y sus fuerzas de seguridad, para la lucha y prevención contra el narcotráfico”, según se dijo oficialmente en su lanzamiento.
Desde el punto de vista teórico, el proyecto parece no tener fisuras, pero en la práctica su utilidad es mínima y/o inexistente. Esa es la opinión de algunos brigadieres y comodoros en actividad y retirados, todos pilotos, y que algunos de ellos combatieron en la Guerra de Malvinas volando con Pucará, quienes explicaron por qué el programa no tiene posibilidades de éxito. El flamante radar 3-D inaugurado en Santiago del Estero, ve el avión, saca la ubicación, una distancia y la altura; en cambio, el 2-D (el de Córdoba) saca orientación y distancia, pero no la altura; no sirve para interceptar. Los radares móviles del Ejército y el de Resistencia no aportan nada, ya que tendrían que funcionar las 24 horas y sólo están habilitados entre cuatro y seis horas. Hay que tener en cuenta es que esos radares móviles del Ejército son de 1976 y 1977.
Siempre en la opinión de esos pilotos de la FAA, la capacidad de intercepción desde Santiago del Estero utilizando los Pucará es muy poca, ya que operativamente demandaría al menos media hora en lograrse. En ese tiempo la droga es arrojada, y desaparece por vía terrestre. Para que la situación se revierta, sería necesario integrar a todos los radares en red y que estén activos las 24 horas. Tendría que haber dos Pucará en cada uno de esos lugares (Resistencia, Posadas, Las Lomitas y Tartagal).
Los hechos van demostrando que los pilotos no se equivocan. Esta última semana (septiembre de 2012) dos avionetas con marihuana fueron incautadas. Una en Rosario, camuflada en la vegetación y la segunda en Santiago del Estero, luego de colisionar con una camioneta al aterrizaje en un camino vecinal. Ninguna fue por intervención de la radarización de la “Operación Escudo del Norte”, sino por trabajo de investigación policial.
La situación geopolítica de Argentina, las falencias en áreas como educación, salud, Justicia y políticas sociales, hacen un combo como para que la inseguridad y el narcotráfico, sigan enquistados en nuestra sociedad por un tiempo, y continúen constituyéndose vedetes permanentes en los titulares de todos los medios de comunicación.
Norberto LC