Seguridad ciudadana, un servicio
básico en cualquier sociedad civilizada, que desde hace más de diez años viene
mostrando su ineficacia.
Podríamos apelar a nuestra
memoria y encontraríamos una larga lista
de políticas de seguridad que fracasaron irremediablemente. Los costos recayeron en nuestra gente como un
verdadero baño de sangre.
Desde 2003 la institución
policial en la provincia de Buenos Aires,
ha sido víctima de sistemáticas maniobras de destrucción, e imprudentes campañas de desprestigio. Se la
ha responsabilizado de todos los fracasos e improvisaciones. Que “… la seguridad es algo
demasiado importante como para dejarla en manos de la policía “, dijeron. Y se pusieron al frente. La seguridad la construyeron desde
modernas oficinas de amplios escritorios, con brillantes técnicos
universitarios de oratoria envidiable, que siempre pusieron el énfasis en el
delincuente, y se olvidaron de las víctimas.
Así transcurrieron años en que todos los fracasos se pusieron sobre la
espalda de la policía, invocando a ese porcentaje de inescrupulosos y corruptos
que toda profesión tiene, pero ocultando el esfuerzo y entrega de la gran
mayoría que resulta tan víctima del delito como cualquier otro. El único fin
fue denostar y continuar el proceso de destrucción institucional de la
fuerza.
Pero como el delito sigue avanzando a pasos agigantados, y las noticias
de difunden irremediablemente, quienes tienen la responsabilidad funcional,
proponen la creación a una Ley, o la reforma de otra. No importa si el camino
es el correcto o si la solución es la más conveniente. Lo importante es hacer
creer que la tarea de “salvataje” de la sociedad está cumplida.
Pero ya no parece haber salida dialéctica. Y no tiene salida porque no
existe un plan concreto, descontaminado de ideologías e intereses, para
enfrentar la criminalidad y los verdaderos problemas de fondo (la pobreza, la
exclusión, la marginalidad, la
inmigración regular, la desigualdad social, etc.) Cada vez que se produzca un grave
hecho criminal, la gente va a protestar con justa razón y ya no la van a parar
con un relato.
La seguridad ciudadana es un servicio público interno, cuya estrategia o
planes deben ser elaborados por expertos en la materia. Nada impide la
participación de civiles, políticos o no, pero indefectiblemente los expertos
son los policías en los que la sociedad invirtió años y mucho dinero en su
preparación, aunque se haya construido un muro para limitarlos y
desprestigiarlos.
Avancemos con pragmatismo hacia el futuro, con las instituciones. No sigan induciendo a la gente con eso que la
seguridad es algo demasiado importante para dejarla en manos de la policía,
porque en nuestra sociedad, nadie en su sano juicio se atrevería decir que…la
salud es demasiado importante para que esté en manos de los médicos.
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