Mientras en Latinoamérica sigamos enfrascados en el romanticismo, la adicción a la historia y la reverencia a las ideologías, no podremos avanzar con pragmatismo hacia el futuro.
Antes de seguir soñando tenemos que superar grandes obstáculos como son la desigualdad que hoy tiene a más de un tercio de nuestra población en la pobreza; los caudillos y líderes que se perpetúan en el poder y subestiman la participación de los ciudadanos; el crimen organizado y el narcotráfico. Urge que nos enfoquemos en este último.
Las cambiantes rutas de tráfico, mutan entre silenciosos movimientos para sacar toneladas de droga desde Argentina, Chile o Uruguay para salir rumbo al norte, dejando a su paso secuelas de "heridos de muerte" por consumo, y violencia por el volúmen de dinero que manejan, con vinculaciones políticas y económicas.
Para erradicar este mal no hay una sola receta. Pero es necesario partir por reconocer que las estrategias implementadas hasta ahora, no han dado resultado y urge encontrar el rumbo
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