martes, 22 de octubre de 2013

Entrando en formatos desconocidos

 Un servicio tan básico en cualquier sociedad civilizada  como la seguridad ciudadana, viene mostrando su ineficacia  desde hace más de diez años. Podríamos apelar a nuestra memoria  y encontraríamos una larga lista de políticas de seguridad que fracasaron irremediablemente y los costos recayeron en nuestra gente como un verdadero baño de sangre. Así transcurrieron años en que todos los fracasos se pusieron sobre la espalda de la policía, invocando a ese porcentaje de inescrupulosos y corruptos que toda profesión tiene, pero ocultando el esfuerzo y entrega de la gran mayoría que resulta tan víctima del delito como cualquier otro.
 
Pero como el delito siguió avanzando a pasos agigantados. Las noticias se difunden irremediablemente; entonces, quienes tienen la responsabilidad funcional proponen la creación a una Ley, o la reforma de otra. No importa si el camino es el correcto o si la solución es la más conveniente. Lo importante es hacer creer que la tarea de “salvataje” de la sociedad está cumplida. Pero ya no parece haber salida dialéctica sin  un plan estratégico desprovisto de cualquier ideología e intereses,  que se instaure como política pública.  
En estos últimos días se percibe un ambiente cada vez más exacerbado en la sociedad argentina. Estamos entrando en formatos desconocidos y sube el nivel de violencia por cualquier motivo: desde balear la casa de un gobernador, pasando por matar a un Jefe Comunal, o a una vecina por unos perros, hasta asesinar a un menor de 13 años después de un clásico de fútbol en Rosario.
Se percibe un desprecio  macerándose en la gente que desnuda que hay algo perverso en la condición humana. La diversidad de esas conductas nos hace  pensar que se están comenzando a “colombianizar”  o “mexicanizar”  ciertas formas delictivas, con lo gravedad que ello supone.
Por otra parte, ha llegado a nuestro país el ex alcalde de Nueva York,  Rudolph Giuliani, aquel del lema “tolerancia 0”  brindando un ciclo de conferencias sobre seguridad.  No ha dicho nada fuera del sentido común, como hacer cumplir la Ley hasta en sus mínimos detalles o pagar por infringirla. O proponer una agencia que permita coordinar acciones con países de origen y destino de drogas, porque “un país no puede luchar solo contra el narcotráfico”. Así desplegó la “teoría de la ventana rota”, extrapolando  la lucha contra el crimen organizado, desde las conductas más simples en inseguridad, como saltearse molinetes del subte o escribir  paredes con grafiti. Para combatir la inseguridad  "no hay que dejar que las cosas se salgan de control. Hay que prestar atención a los detalles y quitarle la calle a los criminales".
La actualidad se nos viene encima y vamos arribando a un nuevo paradigma. Si queremos que la gente goce de sus libertades individuales, tendremos que luchar contra el delito, contundentemente. Como tantas otras veces, volvemos a observar que la anomia sigue enquistada en nuestra sociedad.  El problema será cuando se quieran hacer cumplir las primeras normas... Estaremos dispuestos al cambio?
Norberto López Camelo                                                                                                                             
  Crio. Gral. (r)