jueves, 16 de abril de 2015

(In)Seguridad. Un plan bien pensado?


En el clima cultural de estos 10 a 15 años, en la Argentina se ha afianzado la manía de explicar y justificar todo, por encima del mandato legal de retribuir un ilícito con la pena condigna. Los sangrantes y bien pensantes corazones tienden a buscar (y  encontrar) atajos y justificaciones en toda conducta transgresora de normas y leyes. El espíritu apunta sobre todo a acotar y relativizar las sanciones existentes en el Código Penal, para su reforma. No es otra cosa que poner por escrito lo que ya es cotidiano en la praxis de muchos jueces.
La pseudo doctrina conocida como “abolicionismo penal” ha influido notoriamente en la formación de abogados, estudiantes de derecho y  magistrados judiciales en todo el país. Ha marcado muchas de las decisiones más controvertidas y ha podido colocar a su máximo referente Eugenio Zaffaroni en uno de los sillones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, hasta hace muy poco tiempo.  
Coincidentemente con este proceso, se fueron forjando políticas de (in) seguridad,  desprestigio a las policías hasta el hartazgo, purgas indiscriminadas que nunca solucionaron nada, sirvieron para concientizar a la gente que esas instituciones eran el enemigo a combatir;  y los delincuentes, poco a poco, fueron pasando a ser las víctimas del sistema. Así los gendarmes migraron de las fronteras a las rutas y villas, y hasta muchos prefectos dejaron ríos y mares para abocarse a una tarea para la que nunca fueron preparados. Nada es casualidad.
 Aparecieron palabras mágicas como “camaritas”, “policías locales”, “policías comunales” que parecieron ser la panacea. Hasta los propios políticos las “compraron”, para “vender” ilusión a la demanda de la gente.
Podríamos apelar a nuestra memoria  y encontraríamos una larga lista de políticas de seguridad que fracasaron irremediablemente y los costos recayeron la sociedad como un verdadero baño de sangre. Así transcurrieron años en que todos los fracasos se pusieron sobre la espalda de la policía, invocando a ese porcentaje de inescrupulosos y corruptos que toda profesión tiene.
Lo cierto es que las policías fueron limitadas a “hacer presencia” y en el mejor de los casos, a “hacer flagrancia”. Lástima que en algunos casos, la flagrancia caratula al delito como “tentativa”, reduciendo su pena de un tercio a la mitad, como el robo automotor –por dar un ejemplo-.
Como si fuera algo descolgado, “Los pibes para la liberación” están afuera y el “Vatayón Militante” está adentro. Las cárceles se convierten en el último eslabón de aparato penal donde sus “clientes” terminan de graduarse en el delito, con sueldo y vacaciones pagas.
En este ancho y espeso océano de tartamudeos ideológicos, nuestro país quitó del centro del asunto al delito, para reemplazarlo por “razones sociales”, y así funcionó la cosa en el Fuero Penal que abrazó mayoritariamente el abolicionismo “zaffaronista”
Pero la realidad avanza a pasos agigantados. La criminalidad y el narcotráfico son vedettes en los medios independientes. Las papas queman y algo hay que hacer. El movimiento cosmético se pone en marcha: se crean policías comunales, policías locales, policías deportivas…En seis meses les dan un cursito y ya está: gorra, pistola y chapa.
La prevención policial no es solamente presencia. Es conocimiento, información, táctica, estrategia. Es adelantarse al delito. Pero esto no sucede. Además, fallos judiciales han eliminado facultades policiales de prevención como los álbumes de “modus operandi” o la actitud sospechosa,  merodeo, vagancia, etc.  La policía, disminuida a la mínima expresión. Nada es casualidad.
El universo del delito y su progresista sistema de reproche penal, se ha convertido en una perversa inmensidad hecha de ausencia. Las víctimas no están en ningún lado. Hasta “la perpetua” es inconstitucional por ser “cruel, inhumana y degradante” para los señores asesinos. Mientras tanto miles de enlutados  lloran a los miles de silenciados, condenados a una “ausencia perpetua” por manos asesinas y por sentencias impunes, a contramano del valor de la dignidad humana.
Bueno, la mesa está servida. Me quedo pensando si esto es parte de un plan, o estoy escribiendo una soberana tontería. Si los padres de la inseguridad de hoy, son los adalides “sabineros” de los derechos de algunos o  grandilocuentes pensadores que redoblan apuestas. No lo sé.
De lo que estoy seguro, es que si falla, no serán los responsables. Las mochilas de la policía y del poder judicial ortodoxo, serán siempre grandes,  para que les  sigan  poniendo allí los fracasos.

Norberto LC

martes, 7 de abril de 2015

"En narcotráfico nada se destruye, todo se transforma"


El tráfico de drogas es un negocio en permanente mutación y expansión, afirma un informe elaborado por la Comunidad de Policías de América.
El negocio del narcotráfico está cada vez más fragmentado, en transformación continua, pero no deja de expandirse. Esa es tal vez la principal conclusión del informe “Análisis Situacional del Narcotráfico, Una Perspectiva Policial”, elaborado por la Comunidad de Policías de América (Ameripol) y presentado en Bogotá.
“El tráfico de drogas cumple al fin y al cabo una ley física, no se crea ni se destruye, sólo se transforma”, se lee en las conclusiones del reporte, al que contribuyeron las fuerzas de policía de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá y Perú.
Una conclusión que, hace necesaria la adopción de estrategias cada vez más innovadoras y de una colaboración cada vez más estrecha entre las fuerzas policiales del continente y a nivel internacional.
Desde el Plan Colombia han cambiado las estructuras de los grandes cárteles, y se han reconvertidos hoy en día en las llamadas “BaCrim”, que no son otra cosa que bandas criminales concentradas o ‘mini carteles’. Esta mutación, ha hecho más intrincada la lucha contra estas organizaciones delictivas, debiendo adecuar los ejes de investigación por la atomización de grupos, diversidad cultural, expansión de territorios, etc.
Los narcotraficantes latinoamericanos, se enfocan en el cambio constante de sus modus operandi,  concentrados en el análisis de diferentes rutas y modalidades para hacer llegar la droga al continente europeo con los menores riesgos.
La asociación con nuevos mercados, nuevos contactos con organizaciones delictivas, nuevos socios y una operatividad siempre creativa, son las razones que exigen a las policías de este continente, a adaptarse a esas mutaciones constantes del narcotráfico.
Por las características globales del delito, se hace necesario que cada país involucrado en la problemática, adhiera a un proyecto que tenga por objetivo la construcción de un sistema de intercambio de información, para que las policías de la región tengan mejores herramientas de trabajo.
SOBRE RUTAS :
Entre las nuevas rutas empleadas por los narcotraficantes provenientes de Latinoamérica, el estudio destaca la cada vez mayor utilización de barcos de carga que viajan desde Brasil rumbo a los Balcanes y otros países de Europa Oriental.
El informe hace notar la importancia creciente de las Islas Canarias como uno de los principales puntos de entrada de la droga que pasa por África en camino al continente Europeo. Según el estudio ésta ya es una ruta consolidada; por los países de África Occidental actualmente pasa aproximadamente el 30% de la cocaína que se consume en Europa.
En el caso colombiano, por ejemplo, la reducción del tráfico aéreo vinculado al narcotráfico habría coincidido con un aumento del tráfico marítimo, especialmente vía el uso de "semisumergibles" 
así como con un mayor número de vuelos originados en Venezuela. Y, según Ameripol, la reducción del tráfico aéreo observada durante la última década en México también contrasta con el aumento de vuelos ilegales con destino a Honduras y El Salvador. Por el Caribe o Centroamérica, las rutas hacia EEUU también aparecen consolidadas.

Entre otras tendencias, se ha notado en los 2 últimos años, un aumento de incautaciones de veleros o yates cargados con droga, durante lo que se interpreta como evidencia de la cada vez mayor importancia de las rutas con orígenes en Argentina, Brasil o Venezuela.
Como expresé en otros post, varios países del Cono Sur son utilizados por las organizaciones criminales, aprovechando su ubicación geopolítica, para coordinar desde allí importantes envíos de cocaína hacia el exterior. No olvidemos que las detenciones más importantes de narcotraficantes de los últimos años se han realizado fuera de Colombia.
Otra de las preocupaciones de las fuerzas de policía de América Latina radica en el comercio mundial de contenedores como el principal punto crítico en la lucha contra el narcotráfico.
Las organizaciones delictivas dedicadas al narcotráfico utilizan diversas formas de enviar la droga con alta sofisticación. Compartir los hallazgos y experiencias de las fuerzas policiales de los países de la región, podría hacer más fácil una complicada misión.
El trabajo policial, por sí sólo, no basta para resolver el problema.  Esto tiene que ir acompañado  imprescindiblemente por decisión y políticas de Estado serias de los propios países, que de una u otra manera sufren el flagelo. Sería muy bueno que nuestros policías puedan partipar en lo sucesivo, en eventos internacionales de los que están ausentes hace tiempo…
Tengamos conciencia que el trabajo debe ser mancomunado; una responsabilidad compartida de todos los actores sociales, porque está en juego ni más ni menos que la vida y la salud de miles compatriotas “heridos” por crueles adicciones.
*El problema es global, el abordaje también tiene que ser global.

Norberto López Camelo/Crio Gral  (r)    

Fuente: del informe Análisis Situacional del Narcotráfico. Una Perspectiva Policial. BogotáOct2013